La religión es una fe; la devoción por todo lo que se considera sagrado. Se trata de culto del ser humano hacia entidades que se atribuyen poderes sobre naturales. Como tal, la religión es la creencia través de la cual las personas buscan una conexión con lo divino y lo sobrenatural, así como cierto grado de satisfacción espiritual mediante la fe para superar el sufrimiento y alcanzar la felicidad.
La religión se origina con el hombre. Los humanos tienen una necesidad psicológica de un ser trascendente que brinde significado y esperanza a su existencia en este vasto e impersonal universo. Es el resultado de un proceso evolucionista en la cultura humana. En prácticamente cada cultura específica comenzó con un concepto de un Dios masculino que vive en los cielos. El brindaba una ley moral mediante la cual las personas enfrentaban una relación con él.
¿Por qué las personas pertenecen a las religiones? Algunos heredan una religión al nacer, mientras que otros se convierten a una, pero en un momento u otro, las personas toman decisiones conscientes en cuanto a la participación en sus comunidades religiosas. De hecho, la raíz latina de la palabra religión es “religare” que significa volver a conectar o atar. En una época en la que se manifiesta la libertad personal, ¿qué podría ser menos atractivo que “atarse” uno mismo a particularidades e idiosincrasias de un grupo grande de personas?
Aun así un principio presente en muchas religiones es que hay poca separación entre la persona y los que le rodean. Jesucristo estableció el deber de forma simple: “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. En otras palabras, tu bienestar es mucho más que mera libertad personal, está atado también al bienestar de tu prójimo. Así, las instituciones religiosas pueden ser coyunturas de gran ayuda en donde se reúnen dos impulsos cooperativos, el deseo del propósito individual y el deseo de la pertenencia comunitaria. Como todas las bondades humanas, estos principios encajan dentro de un balance.
Las religiones institucionales ciertamente no son la única fuente de todo lo que es bueno en el mundo. Las personas pueden tener vidas satisfactorias mientras que de manera silenciosa viven sus propias creencias en privado. No obstante, a través de la historia nada ha competido con la religión organizada en su habilidad para fomentar el compromiso en personas reales que viven en lugares reales. Es en este compromiso constante hacia el prójimo que la religión hace su contribución perdurable.
Ser parte de una iglesia es mucho más que simplemente asistir a ella. Proporciona a la gente identidad, oportunidad, aspiración, aprendizaje y muchas otras bendiciones personales, pero éstas vienen a las personas a medida que miran más allá de sí mismos y prestan servicio a los demás. La religión infunde la responsabilidad social y el hacer convenios en nuestras vidas, no basándose en los intereses personales, sino como una promesa hecha a Dios. Este acto de “atar” es una de las peculiaridades en la historia que sobrepasa las obligaciones sociales más allá de la familia o de la tribu. Los miembros creyentes se encuentran con frecuencia en mejor posición para cuidar de los enfermos, reparar la casa de algún vecino, o llenar incontables brechas que no podemos llenar por nosotros mismos. Hay pocas, si no es que ninguna organización que pueda sustituir a una iglesia en una comunidad.
Las religiones, así mismo, pueden clasificarse según distintos criterios, como su origen, su tipo de relación o su concepción teológica. La concepción teológica, por su parte, se puede dividir en:
Teísmo, que supone la creencia en entidades divinas absolutas, creadoras del mundo y providentes, que a su vez se divide en monoteísmo, politeísmo y dualismo.
No teísmo, que implica la no creencia de entidades divinas absolutas, pues se trata de corrientes de espiritualidad que conciben la divinidad de una manera distinta como es el caso del budismo.
Panteísmo, según el cual, el universo, la naturaleza y dios son equivalentes.
La última encuesta Gallup sobre la importancia de la religión en el mundo ha revelado que la religiosidad sigue jugando un papel clave en la vida cotidiana de la población mundial (en un 84% de los habitantes del planeta), y sobre todo en la de los habitantes de los países pobres (98%). Esta es la conclusión del análisis de los datos arrojados por un sondeo que se realizó en 114 países, y en el que participaron unas 1.000 personas por nación. La relación directa entre pobreza y religiosidad, que los sociólogos han achacado a la necesidad de apoyo para afrontar las dificultades económicas, vuelve a constatarse.
Pobreza y religiosidad
Otro dato arrojado por la encuesta es que los países más religiosos del mundo son todos relativamente pobres. Según los autores del sondeo, este hecho reflejaría la fuerte relación entre el estatus socioeconómico de las naciones y el nivel de religiosidad de sus habitantes.
En los países más pobres del planeta – aquéllos cuya media de renta per cápita es de 1.500 euros o menos- el porcentaje de personas que afirmó que la religión era importante en su vida cotidiana fueron del 95%.
En cambio, el porcentaje de individuos que contestaron esto mismo en los países más ricos (con una renta per cápita de más de 18.500 €) fue de sólo el 47%.
Cierto es que existen las excepciones, como la de Estados Unidos, país en el que alrededor de un tercio de los estadounidenses encuestados (el 65%) afirmó que la religión era importante en su vida diaria, o como las de Italia, Grecia, Singapur y algunos estados del Golfo Pérsico, pero, en general, la mayoría de las naciones con los ingresos más altos están por debajo de la media de religiosidad.
Concretamente, en 10 de estos países, no más del 34% de los encuestados dio importancia a la presencia de la religión en sus vidas. Seis de estas 10 naciones fueron países desarrollados de Europa y Asia, en los que la renta per cápita supera los 18.500 €.
En lo que se refiere a España, el 49% de los adultos encuestados afirmó que la religión jugaba un papel importante en su vida cotidiana, mientras que un 50% señaló lo contrario.
La mayoría de seguidores del Cristianismo, el Judaísmo, el Islam o el Budismo siguen una serie de principios que son perfectamente asumibles, ya que en estas doctrinas se prohíbe la violencia y el robo y se proponen una serie de acciones positivas, como ayudar a los más débiles o evitar los comportamientos egoístas.
Podríamos decir que todas las religiones en su conjunto nos obligan a ser mejores personas.
Por otra parte, la religión es una fuente de cultura y está presente en la arquitectura, la pintura, el folclore, la literatura o la música.
En la mayoría de los casos es una cuestión de herencia familiar, mientras que puede existir la posibilidad de que el individuo luego de alcanzar una edad determinada y los conocimientos inherentes a la misma adopte una religión, siendo generalmente realizado un ritual específico donde se lo inicia en la misma.
En toda creencia religiosa hay una serie de afirmaciones que son indemostrables, pero que se mantienen vivas porque los fieles tienen fe, ya sea en un libro sagrado o en las palabras de un profeta.
Desde hace 2000 años los seres humanos hemos ido construyendo un camino alternativo a la fe, la ciencia. Las afirmaciones científicas son demostrables y, por lo tanto, mientras no se demuestre lo contrario son totalmente válidas (por ejemplo, a ninguna persona sensata se le ocurre decir que la ley de la gravedad es falsa o que los principios de las matemáticas son cuestionables).
A pesar de que religión y ciencia son dos formas de entender la realidad que no siempre coinciden, no son dos caminos antagónicos e irreconciliables. Un hombre de ciencia puede creer en un ser superior y una persona profundamente religiosa puede aceptar la validez de las aportaciones científicas.
La religión juega un papel importante en la sociedad, en las políticas de los gobiernos y en la vida de las personas. De acuerdo a Durkheim (1915:38), las religiones representan sistemas coordinados de creencias y prácticas específicas que definen lo sagrado - esto es, prescriben un orden sobre ciertos fenómenos o elementos cuya existencia tiene lugar en un más allá, fuera de la vida ordinaria. Lo que se define como sagrado es a menudo colocado en un plano inaccesible o prohibido – de allí se engendran creencias y prácticas que se enlazan unas con otras formando una comunidad moral única, llamada una Iglesia. Una Iglesia consiste de un conjunto de creencias específicas las cuales son enunciadas por sus líderes y aceptadas por sus adherentes que en su totalidad se reconocen como una religión. El propósito de las religiones es reglamentar la relación de sus adherentes con 2 lo que se define como sagrado y con un contexto espiritual, a menudo representado por uno o varios dioses. Las grandes religiones, con algunas excepciones (Budismo, Hinduismo), son monoteístas. Al establecer lo sagrado, las religiones, por consiguiente, definen también lo profano, esto es las conductas y prácticas prohibidas dentro de sus códigos morales. Las religiones a través de múltiples prohibiciones ejercen una enorme influencia sobre las conductas de las personas. Las religiones, en sus esfuerzos para organizar los fenómenos que definen en sus manifiestos, se apoyan en dos nociones fundamentales: creencias y ritos. Las creencias consisten en representaciones que contienen valores morales, y a menudo están asociadas con imágenes místicas o con seres que existen más allá del mundo natural y de la experiencia humana. Los ritos son modalidades de acción expresadas en ceremonias - a veces de gran complejidad - en las cuales los elementos que forman la base de las creencias son sublimados. Textos sagrados, muchos de los cuales se van revisando a través del tiempo, definen lo que se establece como creencias y los ritos que deben ser utilizados en definidas ocasiones.
En conclusión la religión para la mayoría de las personas es importante, ya que, de esta se apoyan para salir adelante y tener esperanza en un poder superior, sin importar la religión que ejerzan, al parecer las personas que tienen un ingreso económico relativamente bueno son las que no pertenecen a alguna religión, ya que, no sufren de una carencia material por lo cual no están obligados a creer en un poder divino que los ayude a alcanzar sus objetivos creyendo que solo importa lo material y no lo espiritual.
A través del análisis se puede apreciar que existen demasiadas religiones en el mundo unas con mayor número de fieles debido a su antigüedad, sin embargo, no importa la religión que ejerzan siempre trae un beneficio para la población creer en un poder superior ya que nos provee de una fortaleza interna.
Fuentes de información:
http://www.eleconomista.com.mx
http://www.significados.com/religión
www.saladeprensamormona.org.ni
¿Por qué la religión es importante en el mundo actual? Lo explica un historiador. aleteia.org
La religión, sus orígenes e importancia en nuestra sociedad - Monografias.com www.monografias.com